ecocreare

Analizando el sello “cruelty free”

Seguro que estás al tanto de lo sucedido recientemente en un laboratorio farmacéutico por el que se ha vuelto a abrir el debate referente al testeo de animales y el análisis del sello “cruelty free” ¿Pero realmente qué significa este concepto y cómo se otorga a las marcas?

En este post explicaremos en qué consiste el testeo en animales, analizando el sello “Cruelty Free” y cómo se otorga a las marcas, pero también os daremos pistas para que podáis analizar cuándo una marca hace un buen uso de esta certificación o se trata de un elemento más del “Greenwashing”.

¿Qué es el testeo en animales?

El testeo en animales se basa en probar los productos en diferentes animales, como roedores, conejos, cobayas, perros y otros animales, para ver sus reacciones.

Este testeo se realiza antes de que un producto cosmético o de belleza, champús, etc, esté disponible para el uso humano, para saber si son seguros los componentes que llevan y garantizar la salud humana.

En muchos casos, estas pruebas son extremadamente dolorosas e invasivas para los animales, que pueden acabar siendo sacrificados después de que sean usados para ese experimento.

Esto es debido a que una parte del proceso consiste en medir qué cantidad tendríamos que ingerir o inhalar los humanos del producto, para que este nos causara la muerte.

¿Es necesario testar los productos en animales?

La respuesta es muy sencilla: No, es un proceso que resulta totalmente innecesario. De hecho, la Unión Europea prohíbe testar cosméticos y productos de belleza en animales desde el 2013.

Pero ¿Por qué se sigue testando en animales?

El motivo sería puramente económico, ya que el coste de los animales sale más barato que contar con un equipo cualificado, aunque la mayoría de las grandes compañías que testan sus productos en animales tienen el suficiente poder económico para no llevar a cabo estas prácticas.

También influye la poca información de la que dispone el consumidor, ya que existe mucha opacidad y no se da información sobre el grado de estas prácticas.

Y es que, si supiéramos realmente el trato de que se le está dando a los animales para que nosotros tengamos ese producto en nuestras manos, dejaríamos de consumirlos.

Por tanto, el usuario tiene mucho poder de decisión y acción, rechazar la compra de estos productos sería una forma de presión a las marcas para exigirles un cambio de comportamiento hacia la sostenibilidad real.

Analizando el sello «cruelty free»

Como hemos mencionado, desde el 2013 la Unión Europea prohíbe el testar en animales, pero hecha la ley, hecha la trampa.

Esta ley incluye algunas excepciones, las marcas pueden eximirse de esta ley si demuestran que no cuentan con otro método fiable. Aunque actualmente se cuentan con mejores métodos y mucho más seguros.

Desde hace tiempo han proliferado certificaciones y sellos con buena intención y que tratan de guiar al consumidor y aportar información sobre si el producto ha sido o no testado en animales.

Pero lamentablemente no siempre significa que esos productos son libres de crueldad animal. Esto se debe a cuando las marcas distribuyen también en el mercado oriental, donde muchos países como China, por ley exigen este testeo.

Por todos estos motivos debemos tener una posición mucho más crítica frente al “cruelty free”, e informarnos de lo que las marcas hacen dentro y fuera de la Unión Europea.

Los consumidores debemos hacer compra activa en el día a día, si realmente queremos acabar con dichas prácticas, comprobando si realmente dichas marcas siguen testando para otros países.